La atleta holandesa, subcampeona de mundo, confiesa que no se había imaginado tener esta vida, pero no se arrepiente de nada de lo que ha hecho.
La historia de Verona Van de Leur es uno de esos relatos que deja el deporte que son de los más insólitos. De su vida y de su trayectoria profesional, en todos los ámbitos, se podría hacer una película, aunque algunas fases de su carrera deberían llevar los dos rombos. Verona Van de Leur es el ejemplo de que el deporte, incluso en la élite, no es siempre suficiente y que la vida puede tener unos caminos reservados que son realmente inesperados.
Así lo afirma la propia exatleta, quien no se imaginaba que su vida estaba destinada a la producción de contenido para adultos cuando tocó el cielo como gimnasta profesional hasta convertirse en una de las más reputadas de su país. Sin embargo, no se arrepiente de nada de lo hecho y vivido hasta ahora, a pesar de que ha pasado por momentos realmente terribles que le han hecho replantearse incluso su existencia.
Tocando el éxito
Verona Van de Leur es el nombre de unas de las gimnastas más reputadas de los Países Bajos en lo que va de siglo XXI. A pesar de que ahora sea conocida por otros menesteres, hubo un tiempo en el que consiguió cumplir su sueño y dedicarse a eso a lo que siempre había soñado, la gimnasia, donde consiguió hacerse un hueco entre las mejores del continente.
Ahora, a sus 35 años, Van de Leur hace balance de todo lo vivido sin perder la perspectiva del pasado y rememorando que un día fue una auténtica dominadora de la gimnasia en su país. Así lo demuestran sus muchos títulos nacionales, sus cinco medallas en campeonatos de Europa y su subcampeonato mundial conseguido en Debrecen, Hungría, en el año 2002. Allí se llevó una valiosa plata en los ejercicios de suelo.
Aquel año 2002 fue el más destacado de toda su carrera deportiva, su mejor momento, su cumbre. No solo fue capaz de morder metal en esos campeonatos del mundo de Hungría, sino que en Grecia, en Patras, también consiguió colgar de su cuello una medalla de plata en los Campeonatos de Europa de Gimnasia Artística. Gracias a sus impresionantes logros, las autoridades deportivas de su país la reconocieron como la mejor deportista holandesa del año, un reconocimiento que la llevó hasta el estrellato más absoluto.
Sin embargo, después de los triunfos y las victorias también llegan los malos momentos, los bajones físicos y los problemas que no solo la llevaron a su retirada, sino a tocar fondo de la manera más cruel posible. Fueron esos problemas quienes dieron el giro tan inesperado que ha terminado creando su propia historia.
Caída al infierno
Su excelente carrera deportiva estuvo marcada por una tortuosa parte final donde las lesiones, los parones y las recaídas fueron una tónica habitual. Un hecho que la empujaban irremediablemente hacia la retirada. Había perdido la ilusión, la felicidad y la emoción por seguir compitiendo porque su cuerpo no respetaba ya el deseo que su alma de soñadora seguía teniendo. Ante esa dicotomía, y tras haber conseguido hacer una pequeña fortuna gracias a sus éxitos, en 2008 tomó la difícil decisión de anunciar su retirada.
Sin embargo, cuando Verona creía que sus problemas se terminarían tras decir adiós a la gimnasia y poder así disfrutar de su vida, estallaron otros muchos más graves que sus lesiones. Debido a su juventud, su padre siempre había tenido acceso a sus ganancias y a sus movimientos económicos a lo largo de su carrera.
El hecho de poseer esas grandes cantidades de dinero le llevó a caer en los excesos y a dilapidar la pequeña fortuna que había conseguido reunir Verona y con la cual, también pretendía ayudarle y liberarle de sus problemas. Tal fue el descalabro de la situación financiera de la familia, que Van de Leur, la gimnasta que había tenido a los Países Bajos rendidos ante sus pies y ante sus ejercicios, se había quedado prácticamente en la ruina después de haber gozado de una posición bastante cómoda.
Ante la decisión de retirarse del deporte profesional, sus padres llegaron incluso a echarla de su casa, por lo que tuvo irse a vivir a un coche, a merced de las inclemencias meteorológicas, intentando sacar dinero de donde buenamente podía. Su padre le había llevado hasta una situación crítica, obligándola de alguna forma a buscar una solución que encontró en un mundo al que nunca había imaginado dedicarse.
Su llegada al porno
Tras su retirada en 2008, Verona Van de Leur pasó varios años intentando estudiar de qué modo podía reconducir su vida después de que su padre la hubiera llevado al desastre más absoluto. Lo que no sospechaba ni su progenitor ni la propia Verona es que la oportunidad que encontró se convertiría en la salida definitiva a todos sus problemas económicos. Empezaba la nueva vida de Verona. Todo comenzó cuando Verona, envuelta en unos problemas con la justicia por unas acusaciones de chantaje por parte de otra mujer, tuvo que pasar más de dos meses en la cárcel. Allí le llegó la oportunidad de adentrarse en el mundo de cine para adultos con una oferta que en ese momento no pudo rechazar.
En el año 2011, la exgimnasta se pasó al contenido y al cine para adultos, convirtiéndose en actriz pornográfica, una industria en la que rápidamente se hizo un hueco obteniendo un éxito incluso mayor del que había cosechado gracias a sus dotes como atleta. Además, gracias a su indudable forma física, compaginó este trabajo con el de modelo, por lo que casi de la noche a la mañana, Verona comenzó a recuperar esa fortuna que su padre había dilapidado con sus excesos.
El éxito que Verona consiguió en tan poco tiempo le llevó a prosperar en la industria del contenido para adultos dando el salto más allá de la interpretación, ya que pronto se convirtió en productora de su propio contenido y en empresaria del sector hasta el punto de poseer su propia página web donde publicita sus propios productos. Verona Van de Leur aprovechó esta salida laboral para crear su propio imperio gracias a su imagen. La exgimnasta holandesa pasó ocho años de su vida trabando en el porno, gracias a los cuales pudo recuperar un buen nivel de vida.
Esquivando la Covid
A pesar de que Verona Van de Leur se alejó de alguna forma del cine para adultos en el año 2019, nunca ha terminado de desligarse del todo porque, según afirma ella misma, es un mundo que le gusta y que le ha permitido construirse una vida y un futuro y que, además, ha vuelto a estar ahí para ayudarle cuando más lo necesitaba.
El año 2020 ha sido especialmente difícil para todos, no solo en cuanto a lo sanitario, sino también en lo económico. Todos los sectores han sufrido el azote de la crisis sanitaria y la industria del porno parece no haber sido ajena a este tipo de problemas. Por ello, Verona Van de Leur ha buscado una nueva forma de reinventarse en tiempos de pandemia.
Durante el confinamiento, Verona ha confesado que ha vuelto a visitar el mundo del contenido para adultos, pero desde una perspectiva diferente, entrando a formar parte de la comunidad de Onlyfans, una web en la que diferentes usuarios pagan un servicio de suscripción para tener acceso a contenido exclusivo. Ella decidió crearse un perfil en esta especie de red social para interactuar con sus propios clientes, asegurando que gracias a este servicio ha conseguido esquivar la dura crisis económica que ha azotado al mundo.
Ahora, su perspectiva ha cambiado totalmente y no tienen ningún pudor en reconocer que gracias a Onlyfans, su situación es mucho mejor de lo que ha sido en años atrás, cuando pasó tantos problemas por culpa de personas de su propio entorno. Verona reconoce que esta forma le permite ganar mucho dinero haciendo algo que le gusta y que no se arrepiente de ello y que, a pesar de que no era su idea cuando inició su retirada del deporte de élite, está orgullosa con lo que hace y con todo lo que ha conseguido desde entonces. Por si esto fuera poco, la holandesa afirma que gracias a esta nueva deriva profesional, ha podido renunciar al resto de sus actividades a cambio de hacer algo que no le avergüenza y que le encanta. Incluso, ha escrito hasta su propio libro, aumentando la factoría de sus éxitos y de sus negocios.